Cada vez que oigo una version de la maldita allemande del BWV 828 que no es la de Gould, me acaban dando náuseas. Gould dejó de gustarme por esa admiración amanerada que provoca. Dejó de gustarme para joder. Porque parece que te tiene que gustar, así, por cojones. Y sí, es precioso, pero no me gusta. Pero cuando oigo la puta allemande en versión de cualquier otro, me acabo mareando. Mierdamierdamierdaymierda. Qué rabia, joder.
2 comentarios:
no se distinguir, esa música es tan hermosa que dan ganas de vivir.......
ya entendí estuve escuchándolos todo el día muuucha diferencia.
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